Imitatio
Hola a todas y todos y bienvenidos de nuevo a Reescribiendo la piel, hoy me sumergiré por primera vez en materia, y para estrenarme por todo lo alto comenzaré hablando de un soneto de la época renacentista cuyo autor no es otro que Garcilaso.
En este poema de estructura bimembre, Garcilaso nos presenta una muchacha joven, cálida y pura, a la que le dice que viva, que disfrute el momento, collige virgo rosas. Nos invita a vivir el momento, carpe diem. Se trata de un soneto en el que el lenguaje vegetal nos envuelve ocupándolo todo dentro de un ritmo muy musical, podríamos decir incluso que recuerda al habla, todo ello mérito de endecasílabos repletos de sinalefas y encabalgamientos, con acentuación en 2 6 10, haciendo del conjunto algo estable, equilibrado y musical.
El soneto me resulta muy sensual, la forma en la que el poeta describe a la protagonista al la imagen del canon de belleza renacentista, la forma en la que el pelo envuelve de algún modo la descripción, conduciendo y enlazando esta "feminidad" con el carpe diem. Consigue que cada verso te absorba y casi sin quererlo, la imagen se presente ante los ojos.
Generalmente, los poetas de esta época muestran numerosas referencias a los grandes maestros y obras clásicas, desean reproducirlos, los imitan y en este soneto en particular encontramos numerosos puntos en común con otros dos autores contemporáneos a la época de Garcilaso.
Garcilaso (XXIII)
En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
Tasso (Gli amori)
Mientras que el oro con hermoso yerro
ondea alrededor de vuestra frente,
mientras que primavera con ardiente
color y bello vuestra cara exorna,
mientras que el cielo ofrece un día más claro,
coged la bella flor, oh jovencitas,
de vuestra dulce edad, y con Amor
quedaos a menudo en compañía.
suele el invierno con su blanca nieve
vestir oteros y cubrir la rosa
y el campo convertir árido y triste.
Coged, necias, la flor rápidamente,
huidizas son las horas, leve el tiempo,
cada cosa veloz a su fin corre.
Bembo (V)
Cabello de oro y ámbar terso y puro
que al viento sobre nieve flota y vuela,
ojos dulces y más que el sol brillantes,
que vuelven noche oscura en claro día,
risa, que aquieta cada dura pena,
rubíes y perlas, donde las palabras
salten tan dulces que el alma colman,
mano ebúrnea que el corazón arroba,
voz, que parece armonía divina,
juicio discreto en una edad tan tierna,
belleza nunca vista entre nosotros,
juntas gran honradez y hermosura,
anzuelo fueron de mi fuego y, en vos,
gracias, que el cielo a pocas suele dar.
En el caso de Tasso se repiten conceptos, como el de nieve, el fruto, la flor que se marchita, el cabello, la estructura formal, aunque difieren en el tono del poema, Tasso emplea un tono más duro. El cambio del paisaje, cómo pasa de la primavera al otoño sería en este caso el hilo conductor al paso del tiempo y no tanto el cabello como pasaba con Garcilaso.
Si nos centramos en Bembo, habla del mismo tema aunque el orden en que los elementos son citados sea diferente, al igual que Garcilado, el autor juega con encabalgamientos. Por otra parte este soneto introduce un nuevo elemento que aporta aún más vida si cabe a esta joven, habla de su risa, elemento en mi opinión muy asociado a la juventud, la inocencia.
La conclusión que podemos sacar de esto es que, pese a que los tres sonetos giren entorno al carpe diem, y empleen métrica, recursos, elementos y lenguajes muy similares, cada autor lo enfoca desde una perspectiva diferente lo que logra aportar nuevos ángulos que a mi parecer, enriquecen la imagen aquí presentada.
Comentarios
Publicar un comentario