El devenir de la mentira

 


一 Yo no me quejo 一 respondió el Alférez 一, sino lastímome; que el culpado no por conocer su culpa deja de sentir la pena del castigo. Bien veo que quise engañar y fui engañado, porque me hirieron  por mis propios filos; pero no puedo tener tan a raya el sentimiento que no me queje de mí mismo. Finalmente, por venir a lo que hace más al caso a mi historia (que este nombre se le puede dar al cuento de mis sucesos), digo que supe que se había llevado a doña Estefanía el primo que dije se halló a nuestros desposorios, el cual de luengos tiempos atrás era su amigo a todo ruedo. No quise buscarla, por no hallar el mal que me faltaba. Mudé posada y mudé las cejas y las pestañas, y poco a poco me dejaron los cabellos, y antes de edad me hice calvo, dándome una enfermedad que llaman lupicia, y por otro nombre más claro, la palarela. Halléme verdaderamente hecho pelón, porque ni tenía barbas que peinar ni dineros que gastar, Fue la enfermedad caminando al paso de mi necesidad, y como la pobreza atropella a la honra, y a unos lleva a la horca y a otros al hospital, y a otros le hace entrar por las puertas de sus enemigos con ruegos y sumisiones, que es una de las mayores miserias que puede suceder a un desdichado.

Este fragmento pertenece a El casamiento engañoso, novela de la que hablo en la entrada La verdad de la mentira, una novela ejemplar. Lo he elegido porque a parte de ser uno de los eslabones claves para unir la historia con El coloquio de los perros me gusta la forma en la que Campuzano expresa el dolor de la traición unido a las consecuencias de sus actos, la enfermedad. La forma en la que narra los síntomas que le han llevado al hospital también encuentra conexión con su situación económica, la cuál es desde el inicio su motivación para el engaño. El círculo se cierra.

Mientras leía esto he recordado la canción Mal agüero de Delaossa, en este rap el cantante cuenta cómo al conseguir salir de una situación precaria y obtener fama y dinero, después de un duro trabajo, ahora la gente se le acerca con malas intenciones.
Es cierto que Delaossa se diferencia en muchas cosas del Alférez, pues este personaje sería más bien el "pájaro que trae el mal agüero" que se mueve por conveniencia y no entiende de lealtad, pero a ambos les une que la necesidad, la precariedad de su situación, les hace luchar por salir en busca de una mejor vida. Rapero y protagonista se ven obligados a buscar su propio porvenir, esquivando a quiénes, en busca de sus propios intereses, se intentan aprovechar de ellos.

Aunque no os guste este género musical y el vocabulario pueda resultar alguna que otra vez agresivo os invito a escuchar la canción, quizás os sorprenda.



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