Jane Eyre
Hola a todas y todos y bienvenidos a Reescribiendo. Ha llegado el día de comentar la primera lectura complementaria del curso, en esta ocasión he seleccionado la obra romanticista Jane Eyre de Charlotte Brönte. Una historia de vida y a su vez, una crítica velada a la sociedad en la que se desenvuelve. Una mujer sin posibilidades ni relevancia, que se abre camino en un mundo de hombres sin más ayuda que su propio esfuerzo y tesón para superar cada contratiempo que se cruza en su camino.
El inicio de todo, al igual que en la vida, es la infancia. Jane recorre sus primeros recuerdos, en una familia que no la quiere pese a que su mayor deseo es ser apreciada. Puede que las vivencias sean las que más sentimientos han removido en mi, la forma en la que a una criatura sin maldad, porque es una niña, es tratada como un ser maligno me conmueve y despierta una rabia por la injusticia, sobre todo por los sentimientos de odio que provocaron hacia ella misma, odiarse ya que nadie la podía querer. La pequeña Eyre se cría con una visión de sí misma marcada por la opinión del resto, la consideran fea, desvalida, demasiado delgada y pálida. Para poder sobrevivir deberá cargar con todo esto y hacer acopio de todo su amor propio.
Cuando al fin acude al colegio deshaciéndose de los Reed, descubre un nuevo mundo, uno en que el conocimiento, el saber, se convierte en su nueva tabla de salvación. Es cierto que la precariedad prima en el internado Lowood, la comida, las condiciones sanitarias, etc. dejan mucho que desear, lo que produjo que la pequeña experimentase de nuevo lo que era perder a un ser querido. Pese a todo, los recuerdos que guarda de esta época de su vida son buenos e hicieron que acabase conociendo al señor Rochester, muchos años mayor que ella y de mejor clase social. Es justo en esta relación en la que más críticas encuentro al contexto sociocultural.
Lo cierto es que sería un consuelo disponer de un poco de independencia: no podré soportar que el señor Rochester me vista como a una muñeca o me siente como una nueva Dánae bajo un chorro de oro. [..]pensé que su sonrisa era como la que un sultán satisfecho dirigiría a una de las esclavas a la que había cubierto de oro y joyas. Con decisión. estrujé su mano entre mis dedos y aparté de la mía, roja de enfado.
Aunque fragmentos como el anterior me encantan por la independencia que confieren a Jane Eyre como mujer en la época, hay otros que normalizan comportamientos actualmente indefendibles, un ejemplo de ello es la manipulación sentimental que ejerce Rochester intentando que no le "abandone" tras descubrir los motivos por los que no pueden casarse. En estos es cuando la protagonista hace gala del carácter que más le identifican y que más me gusta.
- ¡Jane! ¡No puede ser!¡Eres cruel! Amarme no puede ser algo malo.
- Lo sería si le obedeciera
Una nube de furor le enturbió la mirada y contrajo todos sus rasgos. Se incorporó, pero logró dominarse, Apoyé la mano en el respaldo de la silla para no caer, temblando de miedo, y sin embargo decidida a no rendirme
Su furia alcanzó las cotas más elevadas: la cólera era más fuerte que él. Cruzó la habitación y me agarró del brazo y de la cintura; el ardor de su mirada parecía querer devorarme. En ese momento me sentí físicamente débil, con la misma fuerza que una brizna de paja expuesta al calor de un horno, Din embargo, mi alma seguía firme y en su firmeza radicaba la certeza de salvación.
Después de abandonar al que siempre considerará el amor de su vida, experimenta en sus propias carnes la dureza de la indigencia, hasta que al fin da con quién le ayude, una serie de hechos, los cuáles no narraré para dejar vivo, en la medida de lo posible, el misterio, hacen que de nuevo Jane se tenga que defender de los deseos de un hombre que intenta someterla al procurar que renuncie a su naturaleza para complacerlo a él, siempre en nombre de Dios. La batalla que libra en su interior, debatiéndose entre el amor y el deber es ardua, pero marca irremediablemente su vida, alcanzando, finalmente, la felicidad.
La elección de esta lectura se debe a que siempre había oído referencias a Brönte y una vez terminada la lectura no puedo diferir, me ha hechor reflexionar sobre el concepto del amor y cómo afecta a la mujer, lo que deberíamos acepta y lo que no, así como el tema del clasismo, también muy presente aquí.
La ingeniosidad de diálogos y reflexiones hacen que la lectura sea interesante pese a su gran extensión, sin duda la recomiendo.
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